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Empleo y Actividad: Apuntes sobre el funcionamiento reciente del mercado de trabajo

A partir de la convertibilidad el mercado de trabajo se reactivó rápidamente y la tasa de empleo creció sistemáticamente hasta alcanzar picos en el año 2009 y 2011, lo que permitió reducir velozmente la tasa record de desocupación alcanzada en el año 2002. Sin embargo, en contra de lo esperable, la tasa de actividad se mantuvo relativamente constante durante toda la década y en los últimos años ha comenzado a descender. Este comportamiento de la tasa de actividad favoreció tanto a la rápida disminución del desempleo entre los años 2003 y 2009, como a mantener contenida la tasa de desocupación a partir del 2011, cuando la tasa de empleo comienza a descender, hasta ubicarse en niveles similares a los de los primeros años de la pos-convertibildidad. En un post anterior nos ocupamos del comportamiento del empleo, ahora discutiremos algunos aspectos que parecen estar influyendo sobre el comportamiento de la tasa de actividad.

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Fuente: INDEC

Es habitual que la tasa de actividad se eleve en los procesos de recuperación económica y creación de empleos, suavizando la disminución del desempleo. Pero este no fue el caso de nuestro país, porque la actividad se mantuvo constante durante la etapa de mayor recuperación. Una explicación para este fenómeno fue la vigencia del Plan Jefes y Jefas de Hogar establecido en el año 2002 que llegó a tener más de dos millones de beneficiarios en todo el país y que requería una contraprestación laboral. Desde el punto de vista de las estadísticas laborales los beneficiarios fueron considerados “ocupados” y por lo tanto “activos” lo que influía incrementando artificialmente las tasas de empleo y actividad. Con los cambios introducidos en la política social este plan fue perdiendo relevancia ya que la inmensa mayoría de los beneficiarios (mujeres, madres y pobres) fueron pasados al Plan Familias que no requería contraprestación laboral, por lo que el fenómeno de las tasas infladas tiende a desaparecer a medida que se avanza en el periodo de estudio. Si se controla por planes, la tasa de actividad crece durante los primeros años de la pos-convertibilidad reflejando, como sostiene la teoría, el mayor dinamismo del mercado laboral. Es decir que la tasa constante durante el 2003 y el 2010 esconde un punto de partida artificialmente alto. Sobre esta cuestión existe bastante consenso entre los especialistas que estudian el funcionamiento del mercado de trabajo.

Más controvertida es la discusión sobre porqué caen conjuntamente la tasa de empleo y de actividad a partir del año 2012 hasta la actualidad, evitando que la caída del empleo genere una mayor tasa de desocupación. Por un lado, se sostiene que tanto la caída del empleo como de la actividad en estos últimos años reflejan el deterioro del mercado de trabajo como consecuencia del estancamiento económico que desde el año 2012 padece nuestro país. Otros analistas, en cambio, afirman que si bien el empleo está estancado “no hay destrucción neta de puestos de trabajo” y que las variaciones negativas en las tasas de empleo y actividad obedecen a los cambios en las bases de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) como resultado de los cambios en las referencias censales de las que parte la EPH. Estos cambios fueron introducidos a partir de los resultados obtenidos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2010. Esta opinión destaca que las mayores variaciones en las tasas de empleo y actividad ocurrieron entre los años 2013 y 2014 cuando se adaptó la EPH a los cambios reflejados por el Censo.

El efecto del cambio de bases ocurre por dos motivos. Por un lado, la nueva estructura demográfica registrada en el Censo de 2010 da cuenta de una mayor ponderación de la población infantil y esto disminuye el peso de la población económicamente activa. Por otro lado, se incorporan nuevas áreas a los aglomerados urbanos, con tasas de empleo y actividad menores a las áreas relevadas previamente. Esta explicación sobre la caída en las tasas de empleo y actividad fue muy difundida por los economistas oficialistas para rechazar que la mala situación económica estuviera destruyendo empleos. Sin embargo, con los datos recientemente publicados por el INDEC sobre el mercado de trabajo para el primer trimestre del 2015, esta explicación pierde sustento ya que comparando el primer trimestre 2015 contra el primer trimestre 2014 se manifiesta el mismo fenómeno de caída del empleo y la actividad y ambas ondas tienen la misma estructura demográfica. Por lo tanto, la caída del empleo y la actividad serían el resultado de los problemas económicos que atraviesa el país desde hace algunos años. Para confirmar esta conclusión, en los párrafos que siguen se analizarán los cambios en la tasa de actividad de modo de poder alcanzar una comprensión más afinada sobre los factores que están afectando al funcionamiento del mercado de trabajo en los años recientes.

En primer lugar, la caída de la tasa de actividad es un fenómeno que afecta principalmente a los municipios del Gran Buenos Aires (GBA) pues para el resto del país (Interior) y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) la tasa de actividad no registra cambios:

Fenómeno del GBA:

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Fuente: Elaboración propia sobre datos EPH-INDEC, 4to trimestre de cada año.

En segundo lugar, la tasa de actividad cae en mayor medida en la población sin estudios secundarios completos.

Fuerte relación con el nivel educativo:

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Fuente: Elaboración propia sobre datos EPH-INDEC, 4to trimestre de cada año.

En tercer lugar, la caída de la tasa de actividad fue más pronunciada entre los jóvenes que entre los adultos y, sorpresivamente, más entre los varones que entre las mujeres.

Más en los jóvenes que en los adultos y entre los varones más que las mujeres.

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Fuente: Elaboración propia sobre datos EPH-INDEC, 4to trimestre de cada año.

Conclusión:

Cuando se desagrega la tasa de actividad por grupos según edad y sexo, el descenso en este indicador es un fenómeno impulsado por los jóvenes (mujeres y varones) y por los varones (jóvenes y adultos). Las explicaciones más usuales dan cuenta de los efectos de la política social, principalmente de las transferencias monetarias, sobre la propensión a participar del mercado laboral; el nivel del salario informal en actividades de baja calificación; y los costos y disponibilidad del cuidado infantil. Este mix generaría incentivos o posibilidades de activarse laboralmente o no, en el caso de las mujeres, madres y pobres. En el gráfico siguiente, se observa el efecto del pase del Plan Jefes y Jefas al Plan Familias (sin contraprestación laboral) y posteriormente de la Asignación Universal por Hijo (AUH) sobre la tasa de actividad de las mujeres jóvenes. Cabe señalar que si bien es deseable incentivar la participación laboral de las mujeres con menor calificación educativa, se debería considerar a las políticas de subsidio a la infancia como un piso material para dicha participación y no como un obstáculo para la misma.

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 Fuente: Elaboración propia sobre datos EPH-INDEC, 4to trimestre de cada año.

Más compleja es la explicación sobre el marcado descenso de la tasa de actividad entre los jóvenes varones en los últimos dos años. Probablemente esté ocurriendo que frente a un mercado de trabajo muy segmentado según el grado de calificación, en el cual los jóvenes tienen muchas dificultades para insertarse, la implementación del programa PROGRESAR incentive a que los jóvenes que no han terminado el secundario se retiren del mercado de trabajo para completar sus estudios. Sin embargo, queda sin explicar porqué también cae la tasa de actividad entre los varones adultos sobre los cuales no operan los programas sociales más grandes. En este caso, sería posible que actuara el “efecto desaliento” (cuando las personas abandonan la búsqueda de un empleo luego de un período prolongado de desempleo).

Se ha señalado que los factores que actúan sobre la tasa de actividad son varios y diferentes según el segmento poblacional. El descenso en la tasa de actividad permitió mantener constante la tasa de desocupación en estos años cuando la tasa de empleo ha venido cayendo como consecuencia del estancamiento económico en el que se encuentra la economía argentina desde el año 2012. Esta situación ha afectado más a los jóvenes, como se suponía, pero no únicamente a las mujeres, contra el consenso que se sostuvo hasta los últimos años. La reducción de la tasa de actividad entre los varones, principalmente jóvenes (aunque no solamente), pone de manifiesto los problemas del mercado de trabajo para incorporar a los trabajadores con menor nivel educativo.

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