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La Argentina de cara al futuro: políticas para la niñez, juventud y adultos mayores

Faltando pocos días para las elecciones presidenciales, es un momento propicio para analizar los principales logros y desafíos pendientes de cara al futuro próximo en materia social. En el artículo analizaremos la situación actual de tres grupos poblacionales que requieren especial atención por parte del Estado: niños, jóvenes y adultos mayores.

  1. Primera infancia y niñez

La creación de la Asignación Universal por Hijo y la Asignación por Embarazo fueron dos buenas iniciativas para mejorar los niveles de ingresos de los hogares con niños menores. En la actualidad 3.500.000 chicos reciben mensualmente esta transferencia, que se complementa a las asignaciones familiares que reciben los hogares insertos en el mercado formal de trabajo.

El próximo desafío consiste en consolidar programas integrales para la primera infancia, especialmente para los niños entre 0 y 2 años. Los primeros años de vida son vitales para el desarrollo posterior de la persona, y es allí fundamentalmente donde el Estado tiene que estar presente. Una iniciativa de probado éxito consiste en la creación de centros de primera infancia en los barrios de mayor vulnerabilidad. Este tipo de intervención marcaría una nueva etapa en materia de protección social para los menores de edad en Argentina, que se complementaría a los programas de ingresos presentes en la actualidad. Los beneficios de los centros de primera infancia son múltiples: permiten un seguimiento de los menores y su alimentación –elemento de importancia en las provincias del NEA y el NOA en donde se han registrado reiterados casos de problemas de nutrición infantil– y aumentan la presencia del Estado en los barrios. A su vez, brindan la posibilidad a las madres de reincorporarse al mercado de trabajo, al contar con un lugar confiable y cercano a sus hogares para dejar a sus hijos mientras están trabajando.

En términos de aplicación, la tarea requiere un fuerte compromiso de coordinación entre diversas instituciones estatales. Hasta ahora se han registrado iniciativas provinciales y principalmente municipales, como el exitoso caso de los centros de primera infancia de la Ciudad de Santa Fe y la creación del Ministerio de la Primera Infancia en la Provincia de Salta.

Sin embargo, para el éxito de estas iniciativas se necesita la participación del Estado Nacional, provincial y municipal. Si bien la educación es potestad de las provincias y el funcionamiento de estas iniciativas muchas veces recae sobre los municipios, la participación del Estado Nacional es vital para coordinar el funcionamiento en todo el territorio y brindar ayuda financiera y técnica a las provincias y municipios con menores recursos.

  1. Jóvenes, educación y empleo

Los jóvenes son un grupo especialmente vulnerable que necesita de políticas activas por parte del Estado. Actualmente, los niveles de precariedad laboral, desocupación e inactividad de los jóvenes son considerablemente mayores que para los adultos, como se ha analizado en artículos anteriores. Existen dos cuestiones principales a resolver: en primer lugar, ¿cómo incrementar los niveles de finalización de la escuela secundaria?; y en segundo término, ¿cómo vincular a los jóvenes con el empleo?

En relación a la educación, Argentina tiene una cobertura prácticamente universal en la escuela primaria, pero ésta cae estrepitosamente cuando los chicos llegan a la secundaria. Esto genera un círculo vicioso: la baja educación lleva a una inserción laboral precaria (o a la inactividad), que genera bajos salarios y pobreza. Por este motivo, educación e inserción laboral son dos caras de la misma moneda, y deben tratarse en conjunto de forma integral.

Realizar políticas públicas para los jóvenes no es sencillo, el éxito de toda política estatal para este grupo poblacional requiere sortear varios obstáculos, que no solamente incluyen vincular a los jóvenes con los programas, sino principalmente lograr su permanencia en ellos. Esto requiere una combinación de dos aristas (muchas veces difícil de lograr): por un lado, programas masivos y de gran alcance poblacional. Por el otro, contar con la flexibilidad suficiente para adaptarse a las necesidades y requerimientos de los jóvenes, por medio de un seguimiento y análisis de su situación particular.

A nivel nacional se han realizado diversas iniciativas para jóvenes desde diferentes áreas del gobierno: Jóvenes con más y mejor trabajo (Min. de Trabajo), Programa Fines (Min. de Educación), diversas iniciativas desde la Subsecretaría de la Juventud (Min. Desarrollo Social) y finalmente la Asignación Universal por Hijo y el Programa PROGRESAR desde la ANSES. A estos programas nacionales hay que sumarle los provinciales y los municipales. Esto refleja que muchas veces el problema no es la inexistencia de programas, sino de falta de integración y de escala de los mismos.

En este sentido, el programa PROGRESAR implementado desde el 2014 apunta a lograr este objetivo. Actualmente posee más de 700.000 chicos inscriptos que cobran un monto mensual con la condicionalidad de asistir a un establecimiento educativo. Esta es una buena iniciativa que debe ser potenciada buscando la incorporación de más jóvenes. Sin embargo, a mi entender, todavía falta una mayor coordinación del programa con las provincias y los municipios, para alcanzar mayor alcance territorial y mejorar su capacidad de seguimiento de los beneficiarios.

  1. Adultos mayores

El aumento de la cobertura previsional de los adultos mayores en los últimos años ha sido sumamente positivo. La Moratoria Previsional de 2005 y su posterior actualización han logrado que en Argentina la tasa de cobertura de los adultos mayores en la actualidad supere el 90%, una de las más altas de la región. Sin embargo, esta situación es sólo coyuntural. Como bien señala su nombre, “la moratoria” es una medida a corto plazo, que debe actualizarse regularmente para poder mantener los actuales niveles de cobertura.

Por este motivo es necesario realizar un debate que permita pensar una respuesta definitiva al problema de cobertura de los adultos mayores que no cumplen los requerimientos solicitados por haber trabajado de forma informal. En este sentido, establecer un piso básico universal de cobertura previsional para todos los adultos mayores con edad para jubilarse sería una solución factible. Con esta iniciativa se terminaría la necesidad de seguir ideando prórrogas a la moratoria y se podría trabajar en un sistema superador, que genere certezas para toda la población. Además, un análisis a mediano y largo plazo permitiría discutir su forma de implementación, financiamiento y sustentabilidad futura del sistema previsional.

Conclusiones

El desafío para los próximos años es lograr una integración entre los diversos programas. Para este propósito es fundamental la coordinación entre dependencias ministeriales y fundamentalmente entre el Estado Nacional, las provincias y los municipios. Los desafíos son grandes y para su solución se requieren propuestas innovadoras.

En el caso de los niños y jóvenes, en los últimos años se han implementado interesantes programas de transferencias monetarias. El próximo desafío es integrar esos programas con otras iniciativas, como los centros de primera infancia y los mecanismos para el acompañamiento de los jóvenes en la escuela o en la búsqueda de un primer empleo. Integrar jóvenes con educación y educación con trabajo, ese es el gran desafío actual. Para los adultos mayores hay un debate pendiente sobre cómo repensar a futuro un sistema previsional que permita una cobertura universal cuidando la sustentabilidad del sistema.

La problemática en cuestión no es menor, por ese motivo se requieren propuestas de amplio alcance, que combinen estrategias globales y a gran escala, con seguimientos y evaluaciones en territorio.

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